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10 de septiembre de 2010

Suerte que soy diestra

LA inspiración, indomable dama, que cuan Ofelia incontrolada corre a ahogar sus encantos en las líneas de otros artistas. Mi tierna musa de rostro desconocido, ¿cuándo pondrás rumbo a mi aura? ¿Cuándo, de entre tantas noches eternas que pasé buscándote, decidirás susurrarme al oído que tu amor aún está conmigo? ¿Tal vez cuando ya la tinta de mis días esté extinguida? ¿O quizás deba ir yo misma en pos de tu estela?

¿Cuál es la mayor forma de dar caza a algo que no tiene forma corpórea? ¿Una sonata que no soy capaz de componer? ¿Un texto previo que anuncie la puesta en escena de la verdadera estrella? ¿Un rayo de luna envuelto en nubes que anuncie el nacimiento de la noche, una noche que atraerá a la inspiración? ¿Un desafortunado accidente emocional cuya cura sea su transcripción? Ante todo, ¿se le puede dar cara a la inspiración? Esperemos que sí porque sino yo me hallo corriendo tras las huellas de un impostor, a la espera desesperada de darle caza.

En estos últimos días, he de admitir, pese a mi vergüenza, que me he despreocupado de escribir. El gesto de sentarme y cerrar mi mente a distracciones improductivas se me hizo pesado. Al fin y al cabo, no hay más que verme. ¡Soy el producto de demasiadas distracciones improductivas arrinconadas en poquísimos metros cúbicos! Y no me senté por falta de ocasiones o de tema, todo sea confesado. No encontré las palabras correctas y, existen ocasiones, en que el escoger las equivocadas puede acarrear indeseables consecuencias.

Maldita sea, multitud de nuevas me envuelven y temo cuanto pueda salir de mi si me inspiro en ellas. Soy una batalla campal andante, me recorren emociones contradictorias. Estoy a merced de sentimientos tan bruscos y aleatorios que siquiera me da tiempo de calificar como “míos”. Me recorre el cariño más sincero y el rencor más visceral. Con cada latido, mi corazón se hincha repleto de ego y con el siguiente, escupe sangre infectada de baja autoestima. Mi mano izquierda quiere disfrutar con el dolor ajeno y mi mano derecha desea apaciguar sentimientos desamparados.

Suerte que soy diestra.

Ardo en una espiral de noticias continuas y miles de pensamientos efímeros que hallan la muerte en el borde de mi conciencia al ser sustituidos por otros. Pero no consigo atrapar la inspiración entre mis dedos. ¿Alguno de vosotros está dispuesto a compartir su secreto conmigo?

2 comentarios:

Sofía dijo...

A mi me pasa lo mismo. Ya llevo mucho sin escribir, un mes creo... Lo que hago yo cuando estoy inspirada en pensar lo que quiero escribir. Como no, la inspiración me biene en los momentos en los que no tengo ni papel ni boli. Así que escribo mentalmente alguna lineo bonita y cuando tengo oportunidad de escribir recuerdo lo que escribí mentalmente y de ahí continuo. Eso es lo que hago yo ^^ Espero que te sirva de algo =)

Ele dijo...

Si te conectas al messenger, comparto tantos secretos como quieras.
Por aquí solo te confesaré... soy zurdo. ;)